Peor que un parto pero por fin “Habemus plaza”. Qué alegría siente uno cuando una persona muy cercana consigue ser funcionaria, así que no nos podemos imaginar el sentimiento que debe tener el que la consigue. Igual un día me lo planteo y decido ir a por una de ellas, porque supongo que con esfuerzo al final se obtiene la recompensa deseada.
En mi casa la alegría se va repitiendo cada dos años y esperemos que dentro de otros dos continuemos con la suerte, que todavía quedan algunos y seguro que nos quedan cosas que celebrar.
Ayer, tras un día de nervios, intriga, suspense e incertidumbre, a las 22:30 apareció la “Fumata blanca” en forma de escrito Acrobat Reader en la página de la Conserjería. Lo raro era pensar que había alguien trabajando a esas horas allí, al fin y al cabo con la mala fama que tienen los funcionarios de la administración todos estábamos pensando que estarían de vacaciones a esas horas.
Cuando uno es funcionario tiene unos privilegios que el resto de los mortales no. Si vas a pedir un préstamo al Banco, salen a recibirte con pétalos de rosa por el suelo. Están deseando ver aparecer a uno y más como están las cosas ahora, que la gente lo va teniendo difícil para pagar hipotecas.
Si además eres funcionario de la enseñanza, como es el caso que nos compete, aparecen las interminables vacaciones que uno disfruta durante el año, eso sí, previo aguante de los niños que hay ahora en los institutos, que como diría mi padre “los niños de antes no son como los de ahora”.
El caso es que hoy es un día feliz para muchos opositores de enseñanza en la región y por la parte que a mí me toca, un par de ellos están ya pensando en cómo celebrarlo y yo, por supuesto, estaré allí acompañándolos en su alegría.
Foto: La funcionaria y yo en el Museo de las Ciencias, Valencia.