19.1.11

Por fin, Reflex digital

Llevaba tiempo detrás de una cámara réflex, de esas que hacen fotos muy buenas sin ser un fotógrafo al uso y hay que ver con que nitidez con que salen las imágenes. Estas navidades previendo que en casa los Reyes lo habían tenido bastante complicado para salir y con la excusa del recién llegado que tiene que ser fotografiado a todas horas, era el momento de hacer la inversión sin que la madre pusiera muchas pegas al gasto.

Primero me tenía que decidir entre Nikon o Canon, y la verdad es que lo tenía bastante claro porque la gran mayoría de amigos y familiares fotógrafos que tengo son más de Canon, aun así me fui a hacerme con la Reflex digital con dudas pues sabía que había una buena oferta de Nikon con dos objetivos.

Tras mirar un ratico, toquetearlas y preguntar todo lo que quería saber me hice con una Canon Eos500D y con eso ya voy servido. Me paso el día fotografiando los momentos de Pablo antes de empezar otra vez a currar. Mañana se me acaba el permiso de paternidad y otra vez al curro, así que por lo menos me tendré que llevar un pen con el recorrido de su primer mes de vida. Por supuesto que decir de la primera imagen que saqué con mi nueva cámara nada más llegar a casa fue la de Pablo, creo que no había mejor estampa que inmortalizar.



10.1.11

La noche de Reyes



El viernes me tocaba volver al curro pero con esto de la ley de paternidad voy a tener 13 días extras para disfrutar del peque, que uno luego comienza a currar y ya si te descuidas lo conoces con novia.

Pasaron los Reyes y este año he vuelto a sentir esa emoción que uno tenía cuando era pequeño. El día de Reyes era el día más glorioso de año. Madrugadas, movimiento por la casa, mis padres nerviosos, correteos con paquetes… todo mientras yo dormía. Esa mañana era un despertar diferente, uno se despierta temprano esperando ver como los Reyes habían pasado por casa a dejar los presentes. No podía empezar sin primero haber despertado a mis hermanos y padres para contemplar lo que Melchor, Gaspar y Baltazar habían dejado, eso si, bien que se habían bebido los vasos de agua los camellos y ellos el vínico con los dulces.

Uno va creciendo y el encanto de esa noche no cambia. Podremos hacer otras cosas, pero yo que tengo 30 años sigue queriendo levantarme a contemplar los regalos que me han dejado y ver la cara de mis hermanos, padres, cuñados, suegros, primos y a partir de este año, aunque solo sean días, contemplar como los Reyes le habían dejado a Pablo, pòr primera vez, su pequeño juguete.

Los Reyes se van, de vuelta al curro para casi todos y yo aquí en casa cambiando pañales. Ahora parece que el día tiene menos horas, cuando suspiras el crío está pidiendo otra vez comer. La bici apartadica, cuando vuelva a cogerla igual no sé ni pedalear, menos mal que por lo menos ayer pude jugar mi partidico de la liga de Molina. En cuanto tenga otro ratico, me pasaré por el blog para quién le interese.