12.9.13

Vuelta al trabajo


Septiembre es duro y menos mal que en Murcia lo hacemos bien, una feria para adaptarnos a la vuelta. Entre festivales de música, huertos, atracciones y entrada al cole de los niños  estos primeros días de la vuelta al curro se hacen llevaderos. Solo el estrés de saber como los pequeños se adaptaban a sus respectivas aulas ha podido interrumpir esa paz interior que proporciona saber que empiezas a trabajar, pero que algo por la tarde te espera en nuestra ciudad para hacerlo ameno.


Me he dado cuenta que empezar el cole ha sido más traumático para unos padres nerviosos que para unos niños hechos a todo. La pequeña en su guarde como si no hubiera pasado el verano entre brazos y para el grande, lo de comenzar en un cole de mayores ha sido todo un descubrimiento  Unas vacaciones en familia, con atracciones varias, atención perpetua y caprichos por doquier presagiaban una separación dura de los brazos de su madre, pero debe ser que en el cole, eso de almorzar su bocata le ha estimulado, como a su padre, le ponen un bocadillo de chorizo y el resto del día es lo de menos.

Lo pasé peor que mis hijos los primeros días de trabajo. Mi separación traumática fue de la cama, parecía que le habían salido brazos que me abrazaban fuertemente contra ella, la viscoelástica es lo que tiene. Esa sensación de párpados que pesan, piernas adormecidas y movimientos anormales a la hora de hacer cualquier cosa hacen de mí un robot todas las mañanas al despertar. Habrá que seguir alimentándose de fiestas, conciertos y de nuestra Virgen de la Fuensanta que es lo único que nuestros políticos hacen medio bien, porque lo de crear trabajo para que millones de parados puedan sentir esa vuelta al cole está más jodío que se echen perras a los bolsillos por servicios varios.