11.11.10

La espera

Cuando nos venimos a dar cuenta tenemos cerca la Navidad y yo sin comprar ni un regalo. Todos los años me propongo lo mismo por estas fechas, empezar a salir a ojear cuales son los buenos regalos para estos Reyes y con tiempo hacer esas compras para que el día 5 de Enero no tenga que salir corriendo.

Este año además lo tengo jodío. Como no lo haga ya, veremos si la familia no se queda si su regalito. Con el nuevo inquilino de la casa que llegará un poquito antes de Papá Noel poco voy a poder salir… ni dormir.


Estoy en esa fase de preparación ante el nacimiento inminente de la criatura (como diría la exministra de Igual-dá). Uno tiene ganas de que pasen los nueve meses para tenerlo en brazos, es mucho tiempo para prepararme y creo que es ahora cuando uno se empieza a poner nervioso, sobretodo cuando ves que la casa está siendo invadida por todos los artículos para bebé que hay en el mercado. Un día de estos un peluche me quita mi sitio en la cama.

Si no escribo tanto es porque el tiempo me tiene absorbido el cerebro y la imaginación se reduce a chupetes, pañales, carricoche, bañera, ropita… y un largo número artículos de puericultura que te recomiendan todas las revistas. Por no hablar del sinfín de libros recomendados para cuando llora, para dormir, para entretenerlo, para el pecho..., menos mal que la lectura no se me da bien.


Cada día que pasa, la espera se reduce y aumenta las ganas de que llegue el día para salir corriendo al hospital para tener a mi nuevo zagalico murciano en casa.



1 comentario:

Antón Lagunilla dijo...

Nade de nervios ni de comerse el coco.
Los crios solo necesitan cariño y sentido común, eso sí, en dosis gigantescas. Pero ya vienen casi totalmente programados para lo suyo: chupar, dormir, cagar y mear, reirse, llorar, manejarnos a su antojo, ...
Únicamente hay que dejarse llevar, ya verás.
Saludos