8.12.10

El puente en bici

Llevo un puente que no paro, que en vez de descansar y esperar tranquilamente a que sucedan los hechos, me paso los días entre comidas, cenas y en cuanto tengo un hueco aunque sean las 9 de la mañana coger la bici y tirar para el monte como las cabras.

El sábado salí solico como últimamente, bueno más bien siempre porque los compis han desistido, dirección al Relojero. Chacho que frio hacía, los guantes con los dedos descubiertos que llevaba, no servía para nada, a punto de la congelación, me creía que acabaría como Edurne Pasabán bajando de alguno de sus ochomiles y para colmo al chubasquero se le ha roto la cremallera y me lo cierro con los velcros, pero el aire se me te por todos lados.

Hoy me he vuelto a tirar para el monte, esta vez con Raúl, siempre el mismo recorrido, porque ahora voy preparado con el móvil por si me tengo que dar la vuelta corriendo y tirar para casa, no vaya a ser que el ilustre huésped que estoy esperando que llegue para quedarse muchos años se adelantara. Ahora mis salidas son subir para arriba y bajar por el mismo camino, unos 15 kilómetros sin pérdidas, línea recta, no hay tiempo para más, estoy en tensión esperando la llamada.

Hoy nos hemos puesto en marcha tempranico, sobre las 9:15. Iba yo más preparadico que nunca, mis mallas largas, el culote, la camiseta debajo, el mallot, unos manguitos, una sudadera para evitar el frio y encima el chubasquero para que no me faltara na, así que iba equipado para una mañana fría de diciembre como la de hace dos días y joer, como siempre pasa en Murcia… ¡chacho que calor! Íbamos los dos sudando a mares. Esto es lo que suele pasar en nuestra querida tierra, amanece con lluvia y es empezar a subir el monte, salir el sol y lo que es peor, nos daba aire caliente en la cara, parecía primavera murciana.

Subí por primera vez a las antenas, siempre me suelo quedar en el cruce de caminos, para tirar hacia un lado o hacia el otro. Raúl ya me había avisado de que era duro, pero despues de subir tanto, unos 500 metros más tampoco podía ser gran cosa. Pues me equivoqué, joer ha sido duro el final, que pensaba que no llegaba nunca, aunque por suerte las vistas hacia el Mar Menor, Sierra Espuña o hacia Murcia han merecido la pena. Y para dar fe de ellas, aquí pongo unas foticos hechas con el móvil de Raúl desde arriba.

Murcia y su sierra son delicias para la vista.





3 comentarios:

Antonio Rentero dijo...

Hermosa paliza.

A mi me pilló algo parecido con el cambio de tiempo del lunes, paliza de unos 15 kms a patita cuesta arriba y cuesta abajo por en medio del monte volviendo con la mochila cargada de naranjas. Menos mal que salimos de casa después de las 11 ya con el tiempo cambiado y notando el viento calentico en la cara, aún así eché de menos el pantalón corto en vez de el largo.

Me dijeron que subir al relojero era buen entrenamiento para el Marathón... ya veo que sobre ruedas tb prepara para el Alpe d´Huez ;-)

Un abrazo, padrazo, que igual a estas alturas ya lo eres.

El Circulo de Mauri dijo...

Desde luego que si quieres entrenar para una marathon es un buen entrenamiento. Mucha gente me cruzo corriendo hacia arriba y hacia abajo.
El monte es puro placer para cualquier deporte.

Todavía no puedo ser padrazo, parece que el zagalico no quiere salir.

Un abrazo

Antón Lagunilla dijo...

¡ENHORABUENA POR ESE PRECIOSO NIÑO!
Y pronta recuperación a la feliz madre.
Un abrazo muy fuerte a ambos