18.4.13

Renacer o morir

Era renacer o morir y al final volví a nacer el martes, aunque ahora tengo secuelas. Llevaba cómo 5 meses si tocar la bici. Con un crío sacaba tiempo para dedicarle a las dos ruedas, pero desde que llegó Laura resultaba misión imposible hasta el martes, día que tenía marcado en el calendario para mi vuelta al vicio, porque lo de la bici no es otra cosa.

Como me conozco pensé que lo mejor era dar una vuelta en llano, con poco esfuerzo y recordar lo que era pedalear, pero era obvio que en cuanto saliera del garaje tiraría para el monte como las cabras. Me planté en el valle, luego el Sequem y hasta llegué al relojero y aunque iba a un ritmo lento culminé las subida sin necesidad de oxígeno extra y sin altos en el camino. Por un momento pensé que tenía dotes innatas para la bici, después de tanto tiempo y seguía vivo.

Fue una de esas subidas que buscas detalles para sentirte bien. Lo primero e importante no me pasó nadie, o iba más rápido de lo que pensaba o no había ni Dios a esas horas en el monte, y me declino más por lo segundo y otra de esas cosas que un ciclista cuando comienza un ascenso le gusta que pase y es que pasé a unas 3 personas, récord!!! Me costaba engancharlas y luego soltarlas con facilidad, pero puse toda la carne en el asador para conseguirlo, aunque también debo decir en deferencia a ellas, que obviamente tenían que estar peor que yo físicamente y que iban andando, era importante reflejarlo para que se diera más importancia a mi vuelta al circuito de la mountain bike.

No todo fueron alegrías, ahora mi culo se está acordando, después de dos días, del sillín. La adaptación de mis aposentos al potro de tortura va a tardar un poco más pero mientras tanto disfrutaremos de la sensación que da el pedaleo y dejarse llevar montaña abajo.

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