Un añito

Hace un año que nació Pablo, lo que ha sido la alegría de mi casa y la de familiares en los últimos 365 días. Parece que fue ayer cuando lo vi la primera vez, en la pequeña incubadora que lo sacan del parto tras la cesárea. Era tan pequeño, que daba miedo meter la mano para poder tocarlo esos segundos que te dejan antes de llevárselo a vestir.

Salimos de casa a las 6 de la mañana con poca convicción de que el 16 sería el día, si me descuido le digo a mi mujer que prefería dormir un ratico más, no la veía muy segura de que había roto aguas, pero menos mal, porque no se había equivocado y entonces sí que me puse nervioso y así hasta la 6 de la tarde. 12 horas de incertidumbre, miedos y nervios… hasta que lo vi. Solo eché de menos ese momento post parto, mamá, papá y bebé… seguramente es único e irrepetible.

Lo que más recuerdo es el cambio de mi primer pañal, ahí estaba yo en la madrugada ante el reto, en mi vida había visto uno y con tanta mierda. Mi mujer en cama observando un poco aterrada al no poder levantarse, aun así, si no es por ella la lío muy gorda. Con el crio llorando por hambre y con toda la ropa cubierta de color marrón negruzco, aquello era peor que una operación a vida o muerte. Si hubiera tenido que tomar las decisiones, la ropa estaría en la basura, el paquete de toallitas recién abierto… acabado, y la crema para el culo, agotada… ¡pijo, era mi primer cambio! Todavía no sé cómo mi mujer no se quitó el suero y se bajó de la cama a darme dos hostias. Para ponerle los botones del pijamica fue peor que si estuviera enhebrando una aguja, pero que tranquilo se queda uno después de una primera vez.

Hoy cumple el primer añito Pablo y me apetecía compartirlo por aquí y sin que sirva de precedente, una foto para celebrarlo.