10.3.08

35. Fiesta por votar

Ayer casi todos los españoles ejercimos nuestro derecho al voto y la verdad es que después uno se siente… pues igual que el día anterior. Yo me temo que mi vida va a cambiar poco y si lo hace desde luego que no será por los políticos.

No quiero convertir en algo político mi blog, pero no podía dejar pasar este día post elecciones sin comentar algo que a lo largo de los años me ha parecido curiosísimo y no me deja de sorprender cada vez que vamos a votar algo.

En mi casa no ha pasado o por lo menos no lo recuerdo pero eso de ver familias enteras que van a votar todas juntas y seguramente al mismo, pasa en todas las elecciones. La oveja descarriada seguro que se ha ido solico por la mañana para que no le vean como no sigue las instrucciones familiares.

El padre de familia suele controlar el voto de la manada. Según cuentas mis fuentes más cercanas, algunos salen con el sobre preparadito de casa y sin saber lo que el “jefe” ha introducido dentro. Confían plenamente en el criterio familiar. Si acuden todos juntos pensarán que la unión hace la fuerza.

En verdad lo debemos tomar como un día de fiesta, pero no de fiesta de no ir a trabajar, sino de una juerga en toda regla. No hace mucho por desgracia en este país eso no se sabía ni lo que era. Debe ser por eso que cuando acabamos de ejercer nuestro derecho y deber, nos vamos de aperitivo y esas cosas, pensando eso del deber cumplido.

Yo siempre suelo aprovechar la hora de la siesta por eso de no pillar colas. Rápidamente entro, cojo un sobre y la papeleta, como el que no quiere la cosa, no pierdo mucho el tiempo, aunque ayer me costó encontrar la papeleta a la que tenía pensado votar. Verdaderamente lo había pensado 30 segundos antes de ver en la mesa que me tocaba ejercer mi derecho, por eso me llevó más tiempo de lo pensado.

Me encanta ver como los interventores están pendientes de que papeleta has doblado. Alguna vez he sido rápido, por no decir veloz y la cara de la mesa ha sido un poema. Llego, cojo el sobre y voto, “sin papeletas”, nunca mejor dicho.

Nunca me ha gustado eso de las cabinas, me da la sensación de que estoy haciendo algo malo y desde luego no va a ser por mi ideología política por lo que me voy a esconder de un vecino, me la juego con el que dirán. Es un riesgo minoritario teniendo en cuenta lo que se sufre en otras partes de España con menos libertad que en mi querida Murcia.

Ir a votar es motivo de alegría y aunque en un época de mi vida yo pasaba de mover mi culo para introducir una papeleta en un caja transparente delante de algún conocido y la mayoría desconocidos, ahora he reflexionado. Pienso que ir a votar es motivo de una juerga. Dentro de cuatro años botellón en la puerta.

1 comentario:

Antonio Rentero dijo...

Yo tampoco me escondo para coger la papeleta, tampoco hago ostentación, pero creo que precisamente esa es la suerte que tenemos fuera de lugares puntuales (demasiados, por desgracia) como Euskadi y zonas de Cataluña o nucleos rurales, no sólo de las tópicas Andalucía, Extremadura o La Mancha, en pueblos del noroeste murciano tb te preguntan a quien vas a votar y te miran mal si coges la papeleta el PP, y no pidáis nombres que los doy.

A mí lo que me da pena es el que se queda en su casa pq libremente ejercita su derecho democrático a pasar de todo. Luego muchos se quejan de40 años de Dictadura, pero cuando la Democracia llama a su puerta siguen tumbados en el sofá. Me alegro por mis amigos que votan en blanco, al menos se toman la molestia de mostrar su desconformidad con las siglas habituales.