21.5.08

49. Momentos... en el dentista

Hay momentos surrealistas en la vida y siempre habrá unos más que otros pero muchos de ellos se repiten dando igual la persona que lo padece.

Ayer hice una de esas visitas que me quedaban tras mi implante bucal al dentista, a ese que nos vacía el monedero cada vez que vamos. Algunos terminaremos pagando letras e hipotecando nuestras dentaduras, si no al tiempo.

Uno cuando llega a la consulta sueles pasar una media hora de espera para sentarte a lo más parecido a un potro de tortura, me da tiempo a leerme todo ese tipo de revistas que solo se leen cuando uno está en la sala de espera del dentista, en el médico o en cualquiera de esos sitios donde uno tiene que ir con paciencia, se sabe cuando se llega pero no cuando se sale.

Ayer, por primera vez y seguramente la última, no pasé ni dos minutos sentado en la sala de espera. Solo me dio tiempo a pasar un par de hojas de una revista, en este caso sobre decoración. Cuando entré y la vi, me dije, para el tiempo que voy a estar, voy a sacar alguna idea para mi casa que tendré que amueblar, pero esta vez no me dio tiempo.

Luego pasé al sillón con más botones que he visto, que pena que no sea para un hidromasaje. Parece una silla en la que van a interrogarte con esa luz que te ciega la vista y si lo piensas, en verdad no para de preguntarte y con un gancho que ves que poco a poco se te acerca a la boca... ¡joder, este tío va a torturarme como no responda lo que quiere!

Y entonces es cuando pasa uno de esos momentos surrealistas, dos personas o a veces tres con sus cabezas sobre la tuya, observando la boca con detenimiento. Todavía no comprendo como me he podido aguantar la carcajada cuando los veo acercándose a mi boca.

Me encuentro sentado o tumbado, dependiendo del diente, con unos rulos de algodón, un absorbedor de saliva, un destornillador para sacar el tornillo, con un espejo empujando la lengua, con una mano dentro de mi boca tocando la muela y entonces llega el gran momento del dentista,-si te duele algo o notas dolor dímelo- y a mi es cuando me gustaría contestar si no tuviera mi boca llena – tranquilo que si me duele algo, ya te agarro de los huevos-.

2 comentarios:

Antonio Rentero dijo...

No veas nunca "Marathon man"...

Anónimo dijo...

Te vas a que dar niquelao de pies a cabeza, o más bien de dientes a rodillas...