14.2.08

29. 100 años de Converse

Quiero unas Converse, ¿Cuántas madres habrán oído a sus hijos pedir unas? Seguramente muchas, porque ayer cumplieron 100 años y eso traducido a números son muchas zapatillas.

Ahora vas andando por la calle y de cada 10 personas jóvenes, es muy probable que 2 lleven unas puestas y el resto que no os extrañe que tenga algunas en casa. Fijaros que hay hasta un blog dedicado a estas maravillosas zapatillas.

Y si hablamos de mayores, pues casi todo el mundo ha tenido unas zapatillas Converse de lona una vez en la vida y otros se han conformado con las copias que rebajaban el precio considerablemente, como las famosas “Lucky”si creo recordar bien.

Yo he llevado de todas, pero como unas "All Star" de lona no hay ningunas otras. Si por mi fuera tendría unas cinco o seis, porque ahora hay de todos los colores y variedades, no como antes que se ceñían a dos colores. Las hay de pana, a cuadros, a brochazos e incluso como tú quieras.

En el FIB hace un par de años había un puesto de la marca y quién quisiera se podía comprar unas blancas y le pintaban con pintura especial lo que quisieras. Podían ser estrellas, círculos, la cara de alguien famoso, etc… Eso sí, las exquisiteces había que pagarlas muy bien, por eso yo me ciño a las clásicas que por 50 euros las encuentras en cualquier zapatería.

Sin duda esta marca en sus cien años ha cambiado mucho, pues en sus comienzos cuando en 1908 Marquis Mills Converse, lo que creó fueron calzados de invierno para hombres, mujeres y niños y ya poco después fue cuando se crearon las de lona, las de baloncesto y poco a poco la del resto de deportes. Así que fijaros si han cambiado las cosas.

Espero que las Converse cumplan cien años más y que mis hijos o nietos alguna vez se calcen unas, ya me ocuparé yo de regalárselas.

1 comentario:

Antón Lagunilla dijo...

Cuando yo era un chaval (hace muuuuchos, muuuuuuuchos años), mis padres no me compraban Converses para el cole (no sé si porque no estaban en la onda, porque temían que duraran poco, o por qué), sino unos zapatos Gorila con suela de goma que no se rompían ni adrede. Menos mal que, al comprar los zapatos, en la tienda regalaban una pelota pequeña de color verde, que parecía maciza, y que botaba cantidad, lo que la hacía un juguete versatil y discreto para los recreos de patios pequeños.

Cuando yo era un chaval, lo más de lo más eran unos pantalones vaqueros marca Blue Colorado, ásperos y rígidos, pero que molaban un monton. Nunca más oí hablar de ellos.
Saludos