21.11.08

68. En el aeropuerto


Hoy vuelvo a entrar en el fantástico mundo de los aviones. En horas cogeré un vuelo del que no desvelaré el sitio, no vaya a ser que alguien me lea y destripe la sorpresa.

Como ya dije una vez, los aviones no es algo que me gusten especialmente, con el paso de los años coger uno me da más respeto, que no miedo, pero yo por si acaso estaré pendiente del chaleco salvavidas de debajo del asiento por si sirve para algo.

Antes de subir al avión, debemos pasar los controles de las aduanas. A mi eso me pone a cien, como si llevara 10 Kg. de droga en la maleta. Tengo la sensación de que me pitará el detector, me pararán, me cachearán, que me abrirán la maleta y luego me encerraran en un cuarto con dos polis alrededor para interrogarme... es cierto que he visto muchas películas.

Antes de pasar bajo el arco tiemblo como un niño y ellos lo saben, por eso la atención con la que me miran a mi solo de una larga cola que se encuentra tras de mi es de “este lleva algo fijo”. No penséis que son paranoias mías, es una realidad como la vida misma.

Hace un par de años cuando fui a París, al único al que registraron de la larga cola fue a mi, pero a la ida y a la vuelta, yo creo que estaban compinchados los gendarmes con la policía nacional si no que casualidad.

Desde que prohibieron los botes de líquido de más de 30mm, creo recordar, no me hecho ni un bote de colonia en la aleta de viaje, no vaya a ser que por eso la tengamos liada.

Os contaré el lunes que tal me ha ido por el aeropuerto, espero no pasarme más de un minuto debajo del arco, si no será mala señal y de paso os recomendará un lugar para cenar si viajáis al mismo sitio al que yo voy.

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