Si tengo atracción por algo realmente en la vida es por la música, si es que a todas horas suenan las bandas sonoras de mi vida, en el coche, en casa, en el trabajo, en la tele y en la calle… a todas horas. Antes consumía mucha, pero desde que existe internet y los miles de programas de descarga ahora podemos oír, escucho cualquier disco que salga al mercado y de los que se quedan en el camino.
Recuerdo mis cintas grabadas que ponía en el casete día tras día y con la radio de fondo escuchando a Paco Pérez Brian en de “4 a 3”, para los de mi edad ese podría ser unos de sus programas musicales de calidad de Radio3 con los que empezáramos, supongo que influencia de mis hermanos mayores, por ellos ya con 11 años estaba enganchado a esto de la radio y la música a través de las ondas.
Grupos existirán miles, y como suelo escuchar muchos, luego allá donde suenan unas notas siempre las he escuchado antes, aunque no recuerde ni de quién es, para eso me falta memoria. Pero con la música hay un momento único que vivo muy poco, porque a pesar de todo, no soy de esos que van con los auriculares todo el día puestos allí donde voy, pero cuando lo hago es una sensación única.
Parezco Richard Ashcroft con The Verve cantando Bitter Sweet Symphony en el videoclip, no oyes nada del mundo exterior, solo la música que llevas enchufada y te da por pensar en lo más transcendental o lo mundano, según el día. Parece mi propia película, vas pasando gente y de fondo cualquier banda sonora, de las que hacen que las películas enganchen, sin duda uno de mi momentos íntimos con la música. ¿Cuál es el tuyo?
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